19 de Mayo de 2014- Lunes
El amor divino me da la bienvenida a casa con entusiasmo.
Hogar
En la parábola del hijo pródigo, Jesús habló acerca de la reunión de un hijo con su padre. El hijo se fue de la casa y malgastó su herencia. Cuando regresó para pedir perdón, su padre lo aguardaba, y lo recibió con gran gozo y celebración. Como el joven de la historia, quizás yo haya apartado mi atención de Dios. Sin embargo, no importa lo lejos que yo haya vagado, el amor divino siempre desea darme la bienvenida a casa. Al orar, me vinculo de nuevo con la presencia de Dios. Siento el amor cálido, consolador e incondicional de mi Creador. Las riquezas del reino me bendicen, y siento gratitud. Al sentirme bienvenido a casa, estoy en paz.
Juan 14:23
“El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada con él ”.