24 de Mayo de 2014- Sabado
Dios es mi provisión. Acepto mi abundante prosperidad.
Prosperidad
Durante Su ministerio, Jesús demostró que Dios era su fuente infalible de provisión. Cuando los discípulos se preocuparon por no tener qué comer, Jesús les enseñó a dejar ir su preocupación y confiar en que la provisión vendría. Aprendo de Jesús. Pido esperando recibir lo que necesito. Busco sabiendo que encontraré; toco confiando en que la apertura se abrirá. Estoy receptivo a mis bendiciones y hago lo que me corresponde hacer según la guía divina que recibo. Las puertas de la prosperidad se abren ante mí. Dios es ilimitado. Cuando confío en que Dios es mi fuente de provisión, mi abundancia es ilimitada. Todas mis necesidades y buenos deseos son satisfechas.
Mateo 7:7
“Pidan, y se les dará, busquen, y encontrarán, llamen, y se les abrirá”