13 de Junio de 2014- Viernes
Al orar por otros recibo bendiciones abundantes.
Orar por otros
Al ser testigo de la verdad y afirmarla para otros, yo también experimento su poder. La verdad despierta en mí un conocimientos profundo del poder infinito de Dios. Cuando afirmo prosperidad para otra persona, mi seguridad en la provisión infinita del espíritu se profundiza. Al bendecir a quienes me han ofendido, acepto en mi vida el poder sanador de la gracia y el perdón.
Al mantener en conciencia la salud y el bienestar de alguien, reconozco mi fortaleza y vitalidad internas. Al proclamar con fe la herencia de gozo de otro, el amor divino nutre y fortalece mi corazón.
Al orar por otros, reconozco la riqueza de mi propia existencia.
Somos igualmente bendecidos.
Filipense 4:19
“Así que mi Dios suplirá todo lo que les falte, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.