Junio 29 de 2014- Domingo
Soy uno con el Espíritu, uno con el gozo.
Gozo
Nada reemplaza el gozo del Espíritu, nada es más fuerte que la presencia divina moradora. El gozo es constante y está inmune a las circunstancias externas, otras personas o condiciones adversas. Pero, si alguna vez me siento descorazonado porque las cosas no van como espero, dirijo mi atención al centro de mi ser. Al hacerlo encuentro que soy amado. Soy fuerte. Soy uno con Dios en todo sentido. Mi sentimiento de gozo regresa cuando permito que mi conciencia se eleve hacia la presencia y el poder inmutables del Espíritu.
Hebreos 1:9
“Te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría”.