28 de Julio de 2014- Lunes
Dejo ir y encuentro respuestas en mi interior.
Dejar ir
A menudo, somos nosotros quienes creamos nuestro cautiverio. Somos como el mono que mete la mano en un jarro para agarrar una banana. Cuando la agarra y la suelta, su mano se atasca. A veces me siento incómodo y aprisionado, atascado en patrones, creencias o comportamientos que no son para mi mayor bien.
Mi camino hacia la libertad comienza cuando me doy cuenta de mi cautiverio autoimpuesto. Conscientemente lo suelto y me dirijo a la Presencia Divina. “Dejar ir” me permite descansar y darme cuenta de que no estoy solo. Dios me guía hacia las respuestas, la curación y la paz mental. Ya no soy prisionero del pasado. Al tener fe en Dios, estoy receptivo a nuevas oportunidades.
Salmo 40:4
“Dichoso el hombre que confía en el Señor”.