4 de Septiembre de 2014- Jueves
Respondo al llamado divino.
Discípulo
Puede que haya sido un seguidor del mundo externo y de sus opiniones en vez de ser un discípulo de mi naturaleza divina –el Cristo en mí–. Quizás me haya sobrecargado y frustrado al esforzarme por triunfar. Hoy veo la futilidad de buscar solo el éxito material. Ceso de batallar para lograr satisfacción temporal y enfoco mi energía en lo eterno.
El yo soy en mí es quien lleva la antorcha –la luz divina que guía mi camino–. Al seguir mi naturaleza divina y estar atento a su guía, desarrollo mis facultades espirituales. Me convierto en un discípulo de lo Divino en mí y crezco en fe, fortaleza y amor. Al hacerlo, logro el éxito verdadero –una mente clara y un corazón satisfecho–.
Juan 8:12
“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue tendrá la luz que le da vida”.