5 de Septiembre de 2014- Viernes
El amor divino fluye libremente a través de mí.
Amor
Qué delicia es ser testigo de la conexión que un niño establece con una persona que le sonríe. Las diferencias de género, edad y raza se disuelven cuando cada uno expresa amor y felicidad sin reservas. El niño es un modelo de aceptación. Este mismo amor incondicional vive en mí. Acepto cada aspecto de mí y de los demás.
Al ver como Dios ve, la separación y el juicio desaparecen. Sé que cada uno es una expresión de lo Divino. El vendedor en la tienda es mi hermano. La mujer que recoge los boletos en el concierto es mi hermana.
Al vivir consciente del amor de Dios, acepto a todos tal como lo hace un niño. Ven más allá de las diferencias y celebro a los demás con entusiasmo.
Juan 15:12
“Este es mi mandamiento. Que se amen unos a otros, como yo los he amado”.