18 de Noviembre de 2014- Martes
Infundido con el Espíritu, soy fortalecido e inspirado.
Ánimo
Cuando un pajarito aprende a volar, a menudo necesita que su madre lo anime para tratar de nuevo si se ha caído. La vida tiene sus retos, mas yo no permito que pensamientos de desánimo me mantengan decaído. Dios es mi apoyo constante y me inspira con el valor para perseverar.
En lo profundo de mi ser yace una fuente poderosa de valor. En oración, desisto de pensamientos de derrota y avivo la chispa divina en mi corazón, la cual arde con optimismo y me impulsa siempre hacia adelante.
Gracias a esta perspectiva, los fracasos se convierten en escalones para subir. Despliego mis alas con confianza; nada puede detenerme. El Espíritu me alienta a progresar.
Salmo 46:2
“Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida y se traspasen los montes al corazón del mar”