16 de Diciembre de 2014- Martes
El Espíritu es mi brújula a cada paso de mi viaje.
Guía
Cuando la incertidumbre nubla mi vista, imagino la seguridad que siente una persona invidente al caminar con su perro guía. El perro bien entrenado guía a la persona con confianza, esquivando obstáculos en su camino. La persona invidente aprende a ser sensible a cada nueva dirección que el perro utilice para esquivar peligros o superar barreras.
Cuando necesito discernir mis próximos pasos, aparto la atención de mis preocupaciones y medito en el silencio. Al comulgar con el Espíritu, estoy atento a los discernimientos sutiles que me ofrecen dirección. Confío en mi intuición y, de ser necesario, cambio mi rumbo. El Espíritu en mí conoce mi plan perfecto, y mi camino se aclara.
Salmo 31:3
“Tú eres mi roca y mi castillo; por tu nombre me guiarás y me encaminarás”.