12 de Enero de 2015 - Lunes
Estoy en paz y confío en que el orden divino se establece.
Orden divino
A menudo decimos “orden divino” para afirmar para nosotros mismos que, al final, todo saldrá bien.
Sin importar las circunstancias externas, sé que tengo control sobre mi mundo interno.
Al aquietarme y acudir a mi interior, creo un espacio de paz en mí. Promuevo un estado mental apacible cerrando los ojos, respirando profundamente y dejando ir el temor y el apuro.
En este lugar de paz interna, mi conciencia de la presencia de Dios se profundiza. Sé que el orden divino está presente en todo momento.
Al continuar con mi día e interactuar con los demás, accedo a esa presencia de paz en mí.
Sin importar cómo las circunstancias se desenvuelvan, vivo en orden divino, de adentro hacia fuera.
Salmo 119:165
“Mucha paz tienen los que aman tu Ley, y no hay para ellos tropiezo”