10 de Febrero de 2015- Martes
Con mis pensamientos centrados en el Espíritu, vivo desde la paz.
Centrado
Comienzo mi día con un momento de oración. Inhalo profundamente, sigo mi aliento hasta el corazón mientras afirmo: Soy uno con el Espíritu. Soy uno con la paz. Según esta afirmación se expande, exhalo lentamente. Centro mis pensamientos en la inmutable paz de Dios.
Durante el día, muchas cosas compiten por mi atención y puede que me sienta abrumado. De ser así, recuerdo hacer una pausa, respirar profundamente y regresar al punto de paz en mi corazón. Finalizo las actividades del día con pensamientos y acciones que demuestran mi disposición apacible. Concluyo mi día tal como lo comencé, con un momento de oración. Con un corazón lleno de gratitud, me preparo para descansar.
Isaías 32:18
“Mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras y en lugares de reposo”.