9 de Marzo de 2015- Lunes
El Cristo morador es mi apoyo constante, mi fuente eterna de consuelo.
Consuelo Dondequiera que estoy está Dios. Esta frase de la “Oración de Protección” de James Dillet Freeman me recuerda que mi conciencia moradora –El Cristo– está más cerca que mis manos y pies.
Esta presencia está siempre disponible para mí.
Cuando miro los ojos llenos de paz de un bebé, estos me recuerdan que el Espíritu está en cada uno de nosotros desde el comienzo.
Acudo a Dios en mí, ya desee guía o seguridad para tomar una decisión, consuelo por la pérdida de un ser querido o valor para emprender algo nuevo.
Lo que sea que busque, el Cristo en mí lo proveerá. Cualquier ansiedad se disipa, y descanso en el Espíritu morador que siempre ha sido y será mi fuente perdurable de consuelo.
Isaías 49:13
“Porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha tenido compasión de él en su aflicción”.