17 de Marzo de 2015 - Martes
El amor sanador fluye en mí y por medio de mí.
Curación
El amor sanador se siente como un baño tibio y reconfortante. Soy amado y apoyado, y tengo presente que todo promueve mi curación. El amor de Dios me calma y alivia cualquier dolor. Recibo alivio al abrir mi corazón al amor divino.
En ese momento, me siento renovado y restaurado. Mi respiración fluye suave y naturalmente. Con cada aliento, experimento más salud y paz. El proceso sanador de Dios obra desde la punta de mi cabeza hasta la punta de mis pies. Cada célula trabaja en armonía y cada órgano responde positivamente. El amor de Dios unifica mi mente, cuerpo y espíritu. La energía sanadora fluye en mí y por medio de mí. Afirmo mi unidad con el amor divino, la fuente de toda curación.
Salmo 30:2
“Mi Señor y Dios, le pedí ayuda, y tú me sanaste”