04 de Abril de 2015- Sabado
Dejo ir la resistencia y estoy en paz.
No resistencia
Cuando surge una circunstancia que preferiría evitar, no la resisto ni verbal ni mentalmente. Por el contrario, como lo hizo Jesús, la pongo en manos de Dios. Esta es la verdadera entrega. En vez de ceder a sentimientos de resistencia, los dejo ir y digo: “Pongo esta situación en las manos divinas”. Respiro profundamente tres veces y, cada vez que exhalo, dejo ir la resistencia.
Aun antes de que las circunstancias cambien en el plano externo, ya lo han hecho en mi plano interno.
Mis objeciones se disipan y los sentimientos abrumadores cesan. Al aceptar lo que es, encuentro una gran paz. Cuando dejo ir, mi carga se aligera y mi corazón se expande, ¡soy libre!
Génesis 24:56
“No me detengan más. Dios ha hecho que mi viaje haya salido bien, así que déjenme regresar a la casa de mi amo”.