24 de Abril de 2015- Viernes
En la sabiduría de Dios, soy lo suficientemente fuerte para ser flexible.
Flexible
Al interactuar con otros, quizás encuentre difícil aceptar un punto de vista diferente. Puede que mi cuerpo se ponga tenso según me preparo para defender mis creencias. Si eso ocurre, elijo hacer una pausa, descansar y recordar que hay muchos caminos hacia la cima de una montaña.
Al abrir mi corazón para escuchar a los demás también presto atención a mi guía interior. La sabiduría divina me dice qué hacer y qué decir. Cuando mi vida está enraizada firmemente en Dios, tengo la fortaleza para ser flexible. Cuando el viento sopla, el árbol que no ofrece resistencia permanece intacto, mientras que el rígido se parte y cae. Al considerar nuevas ideas, soy lo suficientemente fuerte para ser flexible.
Salmo 28:7
“Tú, Señor, eres mi escudo y mi fuerza; en Ti confía mi corazón”.