31 de Mayo de 2015- Domingo
Tengo mi atención centrada en la paz de mi alma.
Ecuanimidad En tiempo de cambio, me dirijo a mi interior.
Al mantener mi atención centrada en la sabiduría divina, llevo a cabo mis
tareas con total aplomo y mucho gozo.
Si necesito tomar una decisión, no actúo de
manera impulsiva ni tomo medidas apresuradamente.
Por el contrario, espero pacientemente la guía de
Dios en mí.
Mis ojos intuitivos observan con detenimiento y mis
oídos internos escuchan.
Cuando “se hace la luz”,
estoy listo para actuar.
Y, si estoy guiado a no hacer nada, también respeto esa instrucción.
Traigo la energía de la ecuanimidad –calma y compostura– a cada situación.
El amor de Dios es mi fuerza estabilizadora.
Manejo el cambio con serenidad y confianza.
En mi lugar profundo de quietud, disfruto de paz y amor imperturbables.
Salmo 108:1
“Mi corazón, Dios, está dispuesto; cantaré y entonaré salmos; esta es mi gloria”.