01 de Junio de 2015- Lunes
Me centro en la paz profunda que mora en mí.
Paz interna
Si enfoco mi atención en los acontecimientos del mundo, quizás sienta preocupación y temor. Entonces recuerdo que cuento con una fuente de vida y sosiego en mí. La paz de Dios siempre está disponible para mí, aun si la pierdo de vista.
Así como hago pausas en el trabajo para descansar y refrescarme, puedo hacer pausas para vincularme con el centro de paz de mi ser. Visualizo que pongo las actividades del día en una gaveta y que contemplo una escena bella y serena. Quizás recuerde una playa, un arroyo o el rostro de un amigo querido. En la quietud, mi energía fluye tiernamente hacia mi centro de paz. Agradecido, en calma y descansando, me conecto de nuevo con la paz divina.
Salmo 85:10
“La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron”