29 de Junio de 2015- Lunes
El espíritu de Dios, poderoso en mí, fortifica mi cuerpo templo.
Curación
Antes de que mi cuerpo pueda ejecutar una acción, debe recibir primero las direcciones del cerebro. Mientras pienso conscientemente en caminar, correr, sentarme o estar de pie, mi mente envía inconscientemente los mensajes apropiados a varias partes del cuerpo, lo que me permite desempeñar la tarea.
De manera similar, puedo dirigir mi cuerpo para que sea saludable y fuerte. Cuando imagino perfección y salud, mi cuerpo responde haciendo realidad la perfección y el bienestar. El espíritu de Dios, poderoso en mí, me fortifica con pensamientos sanadores. Visualizo mis músculos y articulaciones trabajando armoniosamente. Imagino cada célula y órgano renovado, revitalizado y lleno de espíritu. Tengo energía y fortaleza.
Hechos 14:9-10 Este escuchaba hablar a Pablo, el cual, fijando la mirada en él, y viendo que tenía fe para ser sanado, 10 dijo con fuerte voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él dio un salto y anduvo.