17 de Julio de 2015- Viernes
Me deleito en el gozo que me brinda el perdón.
Perdón
Así como el cuerpo necesita oxígeno para vivir, el alma necesita amor para prosperar. Cuando albergo resentimientos contra otros, no solo detengo el fluir del amor hacia ellos, sino que impido mi propia habilidad para dar y recibir amor.
Tal vez esté consciente de mi negativa a perdonar. O puede que el dolor y el temor estén obstruyendo mi corazón y ni siquiera lo sepa. Dios me motiva a practicar el perdón. Limpio los escombros de la amargura y el resentimiento. También suelto los enojos menores que he albergado en mi interior. Al dejar ir, veo a los demás y a mí mismo como uno. El amor divino fluye libremente a través de mi mente, cuerpo y espíritu. Me deleito en el gozo que me brinda el perdón.
Ezequiel 36:26
“Les daré un corazón nuevo, y pondré en ustedes un espíritu nuevo”.