25 de Septiembre de 2015- Viernes
En un espíritu de unidad, elijo perdonar.
Perdonar
Nadie puede obligarme a perdonar. Hacerlo es una decisión que tomo cuando me siento listo para dejar ir el peso de la rabia, el dolor y la vergüenza. Perdono cuando reconozco que existe una manera mejor y estoy listo para experimentar la libertad y el amor sin límites.
¡Nuevas experiencias me aguardan! ¿Por qué posponer la decisión?
Comienzo por perdonarme a mí mismo por revivir el pasado. Reconozco que romper patrones familiares requiere gran energía. Ya crea que mis acciones o las acciones de otros me atan, siempre puedo elegir perdonar. Imagino que soy como una ventana abierta que acoge la luz dorada del amor sanador de Dios. ¡Decido perdonar!
Efesios 4:32. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo