27 de Septiembre de 2015- Domingo
Descubro aguas vivas en la fuente profunda de mi alma.
Profundidad
Un relato popular cuenta que un granjero se propuso hacer un pozo. Cerca de haber cavado cinco metros, la tierra todavía estaba seca y el granjero se disgustó. Él se movió a otro lado, y luego a otros dos más. Su esposa le sugirió que cavara más profundamente justo donde estaba. Él siguió su consejo y encontró una fuente abundante de agua. En ocasiones puede que yo actúe como el granjero y piense que mis prácticas espirituales son áridas e improductivas. Sin embargo, si continúo profundizando con fe, pronto llegaré al pozo sagrado de mi alma. Jesús nos habló de las aguas vivientes de la fuente eterna. Tomo de esa fuente con gozo yendo más profundamente a mi interior, ¡justo donde estoy! (F)
Juan 4:14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.