30 de Octubre de 2015- Viernes
El amor divino me mantiene seguro y protegido.
Protegido
Dondequiera que voy, en cada situación, estoy consciente del amor divino. Dicho amor me sostiene y es mi fuente y mi apoyo. Pienso en la manera como los árboles dejan caer sus hojas sin esfuerzo ante la brisa otoñal, y dejo ir las preocupaciones para descansar en el amor de Dios.
Si una ráfaga de viento me sacude, decididamente dejo ir consciente de la protección divina. El temor y la preocupación no tienen lugar en mi vida. Soy libre para encontrar paz y fortaleza. Sé que estoy a salvo.
El amor de Dios, mi Creador, se mueve en cada fibra de mi ser. Tengo todo lo que necesito para apoyar mi alma en su viaje por la vida y en su desarrollo espiritual. Uno con el amor divino, estoy a salvo y seguro. Estoy protegido.
1 Juan 3:1
“Miren cuánto nos ama Dios el Padre, que se nos puede llamar hijos de Dios, y lo somos”.