07 de Noviembre de 2015- Sabado
Al confiar en Dios, mi vida se alinea en orden perfecto.
Dejar ir
Un niño que vuela una cometa no se detiene esperando que esta levante vuelo por sí sola. Para tener éxito, el niño debe correr y confiar en que el viento la elevará hacia el cielo. Para que mi vida se remonte, no he de quedarme inmóvil aferrándome a cómo pienso que mis sueños deberían suceder. Debo moverme con el Espíritu y confiar en que Dios me elevará.
Si comienzo a preocuparme acerca de una situación, respiro profundamente y centro mi atención en la presencia de Dios en mí. Dejo ir el tratar de controlar los resultados y visualizo que la situación se eleva en el cielo haciéndose cada vez más pequeña y manejable. Descanso, sabiendo que al dejar ir y dejar a Dios actuar, mi vida se desarrolla en orden perfecto.
Salmo 128:2
“Comerás del fruto de tu trabajo, serás feliz y te irá bien”