28 de Noviembre de 2015- Sabado
Irradio la luz de Dios.
Luz
Como el amanecer de un nuevo día, irradio luz. Las sombras de la duda y la preocupación se disipan a medida que permito que la luz divina impregne mi mente, mis pensamientos y mi percepción de la vida.
Al permanecer abierto al fluir de la sabiduría divina, me siento iluminado, receptivo, dispuesto e inspirado. Cada tarea, conversación o proyecto me brinda la oportunidad de permitir que el Espíritu obre por medio de mí de manera práctica. Hago una pausa ahora para sentir la presencia de la luz divina, la cual me rodea y fortalece. Al acoger esta energía, comienzo mi día con ideas frescas y mayor confianza.
Mi disposición inspira a otros a permitir que sus luces resplandezcan. ¡Esta bendición pasa de una persona a otra hasta que llega a todos!
Proverbios 20:27
“El espíritu que Dios ha dado al hombre es luz que alumbra lo más profundo de su ser”.