06 de Diciembre de 2015- Domingo
La paz de Dios vive en mí.
Paz
Elijo vivir este día en paz. Al hacerlo, activo una energía positiva que va delante de mí. Si me encuentro con alguien que esté estresado o disgustado, respondo con calma en vez de reaccionar negativamente. Mi presencia apacible ofrece serenidad dondequiera que voy.
Puedo acceder con facilidad a la paz de Dios que vive en mí. Debido a que nada ni nadie es mayor ni más poderoso que Dios, la paz de mi alma permanece inmutable. Si mi imaginación crea un escenario preocupante, respondo recordando con fe que todas las cosas trabajan juntas para bien. Regreso a la paz.
Pienso claramente. Actúo con confianza. Mantengo un alma calmada y serena.
Romanos 8:28
“A los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.