22 de Diciembre de 2015- Martes
Honro y celebro la presencia del Cristo morador cada momento de mi vida.
Consuelo
Durante la temporada festiva, hay miles de vistas y sonidos que deleitan mis sentidos y hacen surgir mi alegría. Sin embargo, sé que estas son solo experiencias externas que van y vienen. El gozo verdadero y perdurable proviene de honrar y celebrar la presencia del Cristo morador cada momento de mi vida. Al interactuar con mis seres queridos, acepto tanto el significado espiritual como las demostraciones externas de la Navidad. Sigo el ejemplo de Jesús. En los evangelios leemos que él disfrutaba socializar con la gente, así como también pasar tiempo solo en oración y silencio. Día a día, equilibraba con maestría las experiencias internas y externas. Yo también equilibro la alegría de la estación con el gozo de la presencia divina en mí.
Salmo 16:11
“En tu presencia hay plenitud de gozo”.