06 de Enero de 2016- Miercoles
En oración, creo una visión clara para mi futuro.
Claridad
Cuando me fijo metas, oro para que mi camino se aclare. Centro mis pensamientos y acudo al lugar apacible en mí. En la quietud, estoy atento a la guía divina. ¿Qué he de hacer? ¿Cómo debo hacerlo? Tener claridad es el primer paso hacia el logro de mi visión. Imagino un vaso lleno de agua cristalina, y le pido al Espíritu que me dé la misma claridad acerca de mi dirección futura. Confío en que mi camino se desenvuelve de manera perfecta en el momento correcto. Todo está en orden divino. Guiado de manera divina, sigo el camino claro de mi visión. Alineado con el Espíritu, avanzo hacia mi meta con aplomo y confianza. Lo que una vez estuvo más allá de mi alcance, ahora está cerca de mis manos.
Marcos 8:25
Jesús le puso otra vez las manos sobre los ojos, y el ciego recobró la vista y pudo ver a todos de lejos y con claridad.