06 de Febrero de 2016- Sabado
Mi cuerpo es glorioso, por dentro y por fuera.
Mi cuerpo
Mi cuerpo contiene el plano divino de la salud. Si pierdo de vista esta verdad, quizás hable negativamente acerca de la apariencia o el funcionamiento de mi cuerpo. Si noto que me critico, tomo acción inmediata y acudo a mi interior para orar.
Dejo ir cualquier creencia falsa o limitación autoimpuesta. Hablo palabras de amor y perdón a cada parte de mi cuerpo, y visualizo que cada célula es saludable y fuerte, y que trabaja en armonía con las demás. Con persistencia y paciencia, cambio la manera como hablo acerca de mi cuerpo siendo un ser más amoroso y compasivo. Mi cuerpo responde a este cambio de actitud; me siento más libre, más gozoso y más agradecido por mi cuerpo glorioso.
Lucas 11:36
“Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor”.