11 de Febrero de 2016- Jueves
Bendigo al mundo por medio de mis pensamientos, palabras y acciones.
Palabras poderosas
Ser una bendición para los demás significa ofrecerles el bien. Mi relación personal con lo divino no es solamente una bendición en mi vida, sino que también me apoya para ser una influencia positiva en el mundo.
Como creación de Dios, he sido creado a su imagen y semejanza. Tengo acceso a la fuente de paz, sabiduría, prosperidad, bienestar y gozo. Dirigirme al Espíritu me pone en contacto con las ideas divinas con las que construyo mi vida. Ellas contribuyen a mi satisfacción y bendicen a los demás. En mis momentos de oración, permito que las ideas divinas llenen mi mente. A través del día, utilizo palabras positivas y llenas de energía. Me expreso de maneras que bendicen al mundo.
Juan 1:1
“En el principio ya existía la Palabra. La Palabra estaba con Dios, y Dios mismo era la Palabra”.