22 de Febrero de 2016- Lunes
Gozosamente dejo ir el temor a medida que el amor de Dios fluye a través de mí.
Dejar ir
La paz mora en lo profundo de mi ser. No conoce el temor, la preocupación ni la inquietud. Busco esta paz cada vez que experimento conflictos internos o luchas externas. Voy a mi interior por medio de la oración, meditación y contemplación. La paz de Dios surge en mí como un arroyo que fluye suavemente. Me sumerjo en él, permitiendo que su corriente se lleve mis preocupaciones.
El amor de Dios fluye a través de mí. Dejo ir lo que ya no fomenta mi bien, y me siento libre. Mi mente y corazón están tan claros corno aguas cristalinas. El río de la paz divina me llena de esperanza, comprensión y perdón. Yo soy el amor de Dios, yo soy la paz de Dios. Nada ni nadie puede perturbar la paz de mi alma, porque Dios y yo somos uno.
Mateo 9:28
¿Creen que puedo hacer esto? Ellos dijeron: “Sí, Señor”