12 de Marzo de 2016- Sabado
Ofrezco el regalo de escuchar con atención y compasión.
Empatía
Escuchar atentamente es un acto de bondad y comprensión. Así que cuando alguien desea compartir algo conmigo, ofrezco mi presencia cálida y serena. Con la mejor intención, quizás desee intervenir y arreglar a la otra persona o su situación. Más aún la mejor de las intenciones puede causar daño si el consejo o la acción no es solicitada por la persona. Me abstengo de intercalar mis pensamientos cuando escucho. Respeto una de nuestras mayores necesidades: ser oídos y aceptados plenamente. Permito que mi amigo o ser querido finalice su historia.
Si me parece correcto, puedo preguntar: “¿Cómo puedo apoyarte?”.
Al practicar la empatía, pronto descubro que ofrecer mi compañía y estar presente en el momento es el mayor regalo que puedo dar. (F)
Lucas 8:8 Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga.