01 de Septiembre de 2016- Jueves
El amor puro de Dios se vierte en mi mente y cuerpo. Gozo de salud y plenitud.
Curación
El amor puro de Dios se mueve en mi mente y cuerpo siempre, sanándome y restaurándome. Centro mi atención en lo que el amor de Dios hace ahora al dirigir las funciones de mis células y órganos, para que todo esté en orden perfecto. El amor de Dios es poder creativo y regenerador que surge por medio de mi cuerpo. Oleada tras oleada de actividad sanadora arrastra todas las impurezas y me renueva. La curación tiene lugar cuando estoy despierto y activo, cuando descanso y duermo. Tengo fortaleza mientras realizo mis actividades. Estoy en paz al acostarme a dormir. El amor divino tiene el poder de aliviar todo dolor y eliminar toda incomodidad, de renovar mi mente y sanar mi cuerpo. A cada momento, el amor de Dios me transforma en una expresión mayor de vida y salud.
Jeremías 33:6
Los curaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad.