11 de Septiembre de 2016- Domingo
Recuerdo la Verdad del amor de Dios, y honro a los demás y a mí mismo.
Recuerdo
La vida terrenal implica cambio constante. La tierra misma permanece en movimiento a medida que rota sobre su eje y se mueve alrededor del sol. Cuando paso tiempo en oración silenciosa con Dios, recuerdo que todas las cosas del Espíritu permanecen constantes e inmutables. La vida y el ministerio de Jesús me recuerdan que nací del Espíritu –que aunque vivo en un mundo físico, no soy de él. Gracias al Cristo, tengo acceso a la vida eterna del Espíritu. Si un ser querido deja este plano terrenal, honro a esa persona en mis pensamientos y oraciones. Recuerdo el espíritu eterno y morador que nos une a todos.
Romanos 12:2
No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios. (F)