07 de Noviembre de 2016- Lunes
En el silencio, escucho. En la quietud, Dios responde.
Los mensajes divinos
Nuestros días están llenos de mensajes recibidos de los amigos, el trabajo, o medios de comunicación. Si bien puede parecer difícil de discernir lo que, en su caso, de estos son mensajes divinos, aprendo a escuchar con el corazón y la mente abierta a Dios.“Eres amado”, es la melodía cantada por los pájaros cantores. “Usted puede hacerlo”. Se susurra en mi oído como abordo un reto. Otras veces una idea divina habla persistentemente a mí, empujándome en acción: “Prueba esto”. “Yo estaré con ustedes siempre”, es lo que escucho cuando me muevo en la oración.No hay fin a las formas en que Dios trae orientación y estímulo para mí. Cuando escucho las palabras que elevan y me inspiro, sé que estos son mensajes divinos destinados solo para mí.
Daniel 10:19
Cuando él me hablaba, recobré las fuerzas y dije, “mi señor hablar, porque me has fortalecido”