17 de Marzo de 2017- Viernes
En oración, pongo todo al cuidado amoroso de Dios.
Orar por otras personas es una actividad sagrada que bendice a aquellos por quienes oro y a mí mismo. Cuando me preocupa un ser querido, orar eleva mi perspectiva y me ayuda a centrar mi atención en el amor divino.
Al mantener mi enfoque en Dios, mis sentimientos de temor o impotencia se disipan.
Estoy en paz.
El Espíritu divino está activo en todas las personas. Visualizo que la luz de Dios envuelve y rodea a mis seres queridos.
Afirmo que la energía divina infunde cada célula con vida y vitalidad. Tengo fe en que quienes necesitan guía encuentran inspiración y dirección para tomar la acción correcta.
No importa la necesidad, la luz divina está allí para guiarlos hacia su mayor bien. Entrego todo a la guarda de Dios.
3 Juan 1:2
Deseo que seas prosperado en todo, y que tengas salud, a la vez que tu alma prospera.