01 de Agosto de 2017- Martes
El diminuto colibrí trabaja silenciosamente pero con un propósito: ir de flor en flor recolectando néctar para su alimentación y, a la vez, polinizando flores. Cuando la atmósfera está tranquila y el colibrí está cerca, podemos oír el zumbido de sus alas.
Siento ternura y asombro cuando tomo tiempo para estar consciente del Creador de toda vida. Acojo el Silencio y concentro mi atención en el silbo apacible y delicado en mí. Más cerca que mi respiración, el Espíritu divino me sustenta. Recibo inspiración a medida que reflexiono acerca de quien soy: una obra del Creador.
Dondequiera que esté en el momento de suscitar mi unidad con la presencia de Dios, estoy en un lugar sagrado.
Hechos 7:33
Pero el Señor añadió: “Descálzate los pies, porque estás pisando un lugar sagrado”.—