13 de Noviembre de 2017- Lunes
Al unirme a otros en amor la humanidad es elevada.
Orar por otros
La verdadera oración nace del corazón y no siempre necesita palabras; un abrazo, una sonrisa, un momento de silencio pueden ser un acto devoto; una comunión sagrada de mentes y corazones con el espíritu del amor mismo.
Si una persona o situación en particular me preocupa, comienzo mi tiempo de oración dejando ir cualquier duda, temor y pensamiento de conflicto o separación.
A medida que mi mente y corazón se llenan del amor divino, entro a una conciencia de paz y unidad.
Al alinear mis sentimientos con otros sentimientos de amor, y mis pensamientos con otros pensamientos de paz, vida y armonía, siento como si un manantial de esperanza y gozo fluyera en mí y a mi alrededor.
1 Corintios 16:14
Y todo lo que hagan, háganlo con amor.