03 de Enero de 2018- Miercoles
Aprender deportes que requieren equilibrio: montar bicicleta, escalar rocas, equitación, requiere esfuerzo físico y mental, concentración y práctica. Lo mismo aplica a mi bienestar mental. Llevar una vida equilibrada requiere que reconozca y viva partiendo de mi centro espiritual, teniendo presente que soy parte de algo mayor que mi humanidad.
Cuando conscientemente reduzco mis actividades físicas y mentales, hago espacio para la guía, la paz y el descanso que apoyan el goce de vivir. Me permito ser más contemplativo, maravillarme ante un atardecer, disfrutar de la lluvia y de las cosas pequeñas que forman parte de mis bendiciones cotidianas.
Hebreos 4:10 Porque el que entra en su reposo, reposa también de sus obras, como Dios reposó de las suyas.