16 de Marzo de 2018- Viernes
Los principios de Dios están activos en mi vida y en las vidas de todas las personas. Son inmutables. Por ejemplo, aquello en lo que enfoco mi atención da mayor energía y resultados en mi vida. Ése es un principio divino. Cuando mi atención está puesta en las preocupaciones o inquietudes, encuentro mucho de que preocuparme. Por el contrario, cuando contemplo todas las maneras en que soy verdaderamente bendecido, me beneficio de modos que no puedo imaginar.
Así que elijo enfocar mi atención en lo positivo y dejo ir el impulso de prestar atención a lo que no me apoye. En vez de quejarme, busco y encuentro razones para estar lleno de gozo, luz, amor y propósito. Los principios de Dios obran siempre en mi vida.
Jeremías 31:33 Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón.