25 de Mayo de 2017- Viernes
Cada uno de nosotros nace en pureza absoluta. Crecemos, vemos y aprendemos en un estado constante de maravilla. Una de las mayores bendiciones que podemos recibir de los niños es ser testigos de su asombro y alegría a medida que descubren el mundo en el que viven.
Jesús nos instó a ser como niños: a vivir con fe, fascinación e inocencia. Los niños nos recuerdan lo que es verdaderamente importante: el amor, la risa, la aceptación, la receptividad y el deleite. Llevo una vida mucho más rica y plena cuando recuerdo acoger mis circunstancias con la frescura y la emoción de un niño.
La vida es una maravilla, y los niños están entre nuestras mayores bendiciones.
Mateo 19:14 Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de los cielos es de los que son como ellos.