En este Día Internacional de la Sonrisa, recuerdo que sonreír puede levantar el ánimo de alguien que se sienta abatido. Puede ser la chispa que cambie el día de alguien de lúgubre a gozoso.

Una sonrisa es mucho más que el aspecto de mi rostro. Es un regalo para mí, así como también para los demás. El simple hecho de decidir sonreír aunque no me sienta particularmente contento, puede cambiar mi aspecto. Comenzar el día con una sonrisa es sentir gratitud por adelantado por el día maravilloso que tengo por delante. Esparcimos nuestro gozo al sonreír a los demás. Una sonrisa es contagiosa. Compartir una sonrisa ilumina el día de todos con los que interactúo. Me contenta mantener vivo el gozo.