Soy un canal por medio del cual las ideas divinas fluyen. Algunas vienen a mí tan suaves como un susurro, y otras tan escandalosas como fuegos artificiales; unas mientras estoy en meditación profunda y otras al observar mis alrededores. Mi mente receptiva se amplía y crece. Establezco la intención de permitir que mi percepción se expanda para acoger maneras nuevas y significativas de pensar y ser.

Todo comienza con una idea, y estoy receptivo a nuevas comprensiones que mejoren mi vida y hagan del mundo un lugar mejor. Al estar receptivo a todos los pensamientos buenos, invito a la abundancia del universo a que fluya por medio de mí, bendiciendo a otros y a mí de maneras que ni siquiera puedo imaginar todavía.