15 de Marzo 2020 - Domingo
Orar por otros
AL ORAR POR OTROS, AFIRMO BIEN EN SUS VIDAS Y EN LA MÍA.
Honrado por la confianza de quien desea que ore con él o ella, escucho con compasión, y luego libero con fe todo pensamiento de enfermedad, carencia, limitación o inarmonía. Tengo presente que mi responsabilidad no es hacer que algo específico suceda, sino ver correctamente.
Miro más allá de los desafíos y me alineo con la Verdad: la persona por quien oro ha sido creada a imagen de Dios y busca expresar dicha semejanza, tal como lo buscan todas las personas, tal y como lo busco yo. Sé que la Presencia divina, el Cristo, está presente tanto en mí como en la persona por quien oro. Dicha Presencia sana —mente, cuerpo y emociones— y guía las decisiones, inspira ideas prósperas y establece armonía y paz por doquier.
Tú, Señor, estás cerca de quienes te invocan, de quienes te invocan con sinceridad.—Salmo 145:18