Deseo expresar mi naturaleza divina en todo lo que digo y hago. Bendigo al mundo y a todos en él cuando comparto con alegría la Verdad que sé.

Al servir a los demás, trato a cada persona como una expresión divina y le doy la bienvenida con amor y compasión; no lo hago esperando algo a cambio. Veo más allá de nuestras posibles diferencias y reconozco que somos hermanos y hermanas en este viaje espiritual.

Sin importar el servicio que yo desee prestar, lo hago con el compromiso de compartir el Amor que trasciende toda barrera. Yo soy bendecido al servir. Al pasar tiempo con otros en servicio, puedo ver que compartimos tanto nuestra humanidad como nuestra divinidad. Establezco una conexión sagrada de dar y recibir.