31 de Julio de 2020- Viernes
Dejar ir
ME SERENO EN EL FLUIR DIVINO.
El amor y la bondad de Dios fluyen en mi vida como un río que nunca se seca. Sin embargo, para poder recibir, he de dejar ir y permitir que la conciencia de Dios me llene. Como una represa, puedo crear resistencia y parar el fluir del agua o crear una apertura para que el agua pueda entrar. Abro la represa y permito que el Espíritu divino fluya ininterrumpidamente cuando practico la gratitud y la fe.
Reconozco y aprecio mis bendiciones cada día, desde la belleza de una flor hasta la compañía de un ser querido. Doy generosamente de mi tiempo, servicio y tesoro, compartiendo mis regalos con el mundo. Si siento temor o ansiedad, me afianzo en mi fe y confío en el orden divino. Cuando dejo ir y dejo a Dios actuar me vuelvo receptivo al fluir divino.
Juan les respondió: “Nadie puede recibir nada, si no le es dado del cielo”.—Juan 3:27