16 de Agosto de 2020- Domingo
Protegido
COMPARTO MI LUZ Y ME SIENTO PROTEGIDO.
Sentimientos de miedo que se infiltran en mi vida pueden evocar recuerdos de imágenes y sonidos de mi infancia. Cuando era niño, podría haber sentido temor a la oscuridad o asustarme por un ruido desconocido. Mas el sol de la mañana siempre disipaba la oscuridad, y me daba cuenta de que no había nada que temer.
Mantengo ese conocimiento vivo mientras me alineo con la Presencia divina para disipar la oscuridad del miedo y hacer que la luz del consuelo divino brille. Si alguna oscuridad desciende en mi vida, recuerdo que el amor, la presencia y el poder protectores de Dios moran en mí. A medida que vibro más completamente según mi naturaleza divina, la luz amanece en mi conciencia y me doy cuenta de que la protección de Dios siempre es mía.
El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿quién podría infundirme miedo?—Salmo 27:1