Más que habitaciones y paredes, mi casa es mi hogar. Bendigo mi hogar haciéndolo un lugar cálido y cómodo que les da la bienvenida a todas las personas que entran en él. Gracias a mi amor y atención, creo un ambiente ameno y jovial que les abre las puertas a mis familiares y amigos con un espíritu de gozo.

Bendigo mi hogar con positivismo y armonía. Mi casa está llena de amor y felicidad, y me siento bendecido, sosegado y cómodo cuando estoy en ella. Mi hogar es un santuario de paz, en el cual puedo sentir mi conexión con Dios. Aun si estoy lejos de mi casa, mi hogar espiritual está siempre disponible cada vez que comulgo con Dios. Establezco mi hogar en la paz y el amor divinos. Yo soy bendecido, ya que siempre encuentro consuelo en el hogar que es mi corazón.