10 de Octubre de 2020- Sabado
Sanación
ME ENTREGO A LA VIDA DIVINA DENTRO DE MÍ, Y SOY SANADO.
Si estoy en medio de un reto de salud, recuerdo mantenerme enfocado en el poder sanador de Dios. Acepto la enfermedad como temporal y recuerdo que Dios está presente como un regalo sanador, sin importar las apariencias externas. La sanación divina es parte de la herencia de los seres espirituales.
Como el árbol de raíces profundas que busca el suelo que lo nutre, me sostengo mediante ese amor sanador y me renuevo. Cada célula de mi cuerpo sana y se repone. Me lleno continuamente de vida renovada y de fuerza al orar. En la plenitud de la vida, estoy en armonía con el caudal sanador de Dios. Dejo ir y me entrego al fluir de la vida divina. Yo soy sano.
Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y en él, que es la cabeza de toda autoridad y poder, ustedes reciben esa plenitud.—Colosenses 2:9-10