Puede que encuentre inspiración en las palabras y acciones de la gente que admiro, la majestuosidad de la naturaleza o la belleza de las artes. Mas aquello que me entusiasma ya existe en mí. Me conecto con mi inspiración innata al orar. Al hacerlo, experimento una claridad que eleva mi conciencia. Mi corazón se alivia cuando avivo mi inspiración.

Como un destello radiante, la sabiduría ilumina mi ser. Las ideas divinas surgen en mi mente, llevándome a un conocimiento más profundo. Abrazar este momento me abre completamente a pensamientos y sentimientos inspiradores. Confío en que mis dones hacen una diferencia en mi vida y en el mundo. Agradezco mi inspiración y deseo compartir mi emoción y propósito con los demás.