Al comenzar la temporada de Adviento, centro mis pensamientos en la fe. Creo en mi capacidad para la esperanza, la seguridad y la fortaleza según emprendo mi viaje hacia la fe. La fe me mantiene abierto a descubrir razones para tener esperanza, aun cuando no veo nada que me haga sentir optimista.

La fe me da seguridad de que la divinidad que mora en mí me ayudará a lograr lo que me proponga. La fe me fortalece con el poder necesario para trascender mi comprensión humana. La fe permite que la sabiduría divina dirija mis pensamientos y acciones.

Tengo fe en lo bueno. Confío en mis habilidades para promover y manifestar el bien. Siento gratitud por el don de la fe.